Sin avisarle a nadie sali de la mansión, estaba claro y se sentía a lo lejos el canto de las aves. Entré tomé mis gafas de sol y una chaqueta y rápidamente me interné en el bosque.
Ya llebava cerca de media hora corriendo cuando decidi parar, me apoye en una rama observando el paisaje. Suspiré, de un momento a otro me sentí triste y sola. Cerré los ojos. Esta inmortalidad a pesar que en un principio me encantaba ahora se estaba voliendo tediosa. Todo lo que hacia era vagar por aqui y por allá, y era exactamente lo que hacia ahora.